Las basuras de Bogotá, de mal en peor

En 2012 Gustavo Petro en un intento improvisado por resolver los problemas de la recolección de basura de la ciudad y “arrebatársela a las mafias privadas” ocasionó una corta pero publicitada crisis, con calles llenas de basura y trabajadores de la empresa pública creada trabajando en volquetas en condiciones inhumanas. Pero más allá de la crisis, lo que muchos desconocen es que Petro sólo sacó a uno de los operadores privados del esquema y dejó el resto en mejores condiciones, no logró poner a la ciudad a reciclar, le incumplió a los recicladores que solo se quedaron con una muy pequeña parte de los ingresos, y dejó la puerta abierta para que Enrique Peñalosa a su llegada reversara el malogrado intento de “desprivatización”.

De nuevo la promesa de resolver los problemas que han acompañado los modelos de recolección de basuras en Bogotá apareció con Peñalosa. El “nuevo” modelo de aseo comenzó a operar en febrero de 2018, pero once meses después los problemas continúan y la crisis por el cambio de esquema ha sido peor y más extendida.

El nuevo contrato tiene una duración de 8 años y se adjudicó a 5 empresas privadas: Área Limpia, LIME, Bogotá Limpia, Ciudad Limpia y Promoambiental. Entre los plazos establecidos para el nuevo modelo se encuentran que después del 12 de febrero se contaría con seis meses para la que los nuevos vehículos recolectores de basura iniciaran operaciones y ocho meses para que los contenedores de basura comenzaran a usarse.

Aguas de Bogotá, que cubría la mayoría de la ciudad, quedó por fuera de manera al menos sospechosa de la licitación, lo que significaba que los trabajadores perderían sus empleos. El 31 de enero en vísperas del cambio de esquema, aproximadamente 3.700 trabajadores de la empresa saliente entraron en paro indefinido tomándose la base de operaciones, lo que cubrió la ciudad con 3.700 toneladas de basuras sin recoger durante más de 6 días. Peñalosa tuvo que declarar emergencia sanitaria para intentar responder a la ciudad (y sí, volver a recurrir a las volquetas).

En el mes de mayo se presentaron nuevamente retrasos en la recolección, los responsables no lograron definir unánimemente el motivo argumentando cada parte una cosa diferente. El consorcio que administra el relleno sanitario aseguró que la UAESP (Unidad Administrativa Especial de Servicios Públicos) no le había pagado por sus servicios, en cambio esta entidad afirmó que los pagos si se habían hecho y que el retraso obedecía a las afectaciones en la vía que llega a Doña Juana, ocasionadas por las fuertes lluvias. La crisis no paró ahí. En junio, la Personería anunció que estaba investigando más de 200 quejas interpuestas por los ciudadanos bogotanos por acumulación de basuras en diferentes sectores, la mayoría de ellas hacia Promoambiental quien tiene a su cargo las localidades de Usaquén, Chapinero, La Candelaria, Santafé, San Cristóbal, Usme y Sumapaz.

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El Distrito insiste en que los plazos se han cumplido con relación al cronograma, informando que 300 nuevos vehículos recolectores comenzaron a rodar desde el 13 de agosto y que el 30 de octubre se presentó el análisis técnico con la ubicación y distribución de los contenedores. Sin embargo, son múltiples las denuncias ciudadanas, este medio grabó a Promoambiental recogiendo basura en volquetas en octubre y por el lado de los contenedores los ocho meses se cumplieron en octubre pero la instalación de los mismos, que debía empezar en ese mes y alcanzar al 60% en el presente año, apenas comenzó a hacerse en diciembre y lo más grave es que la ciudadanía todavía no sabe cómo usarlos correctamente.

Peñalosa, entre otras cosas, prometió una reducción de tarifas del 10% con el nuevo esquema. Unos meses luego del tropezado inicio de operación, ya era otra cosa lo que decía. Señor lector en su caso, ¿qué ocurrió?

Otro punto clave dentro de este proceso es precisamente el de la participación de los recicladores en todo el asunto del nuevo esquema de aseo. Por sentencia de la Corte Constitucional ellos deberán cumplir ciertos requisitos y estarán incluidos en el esquema de aseo, esto implica que deben acordar con los operadores de aseo las tarifas y horarios para la recolección de material reciclable. Muchos de ellos están organizados ya pero otra buena parte trabaja de manera informal, lo que los deja por fuera del esquema. El objetivo de incluirlos es minimizar el impacto ambiental sobre el relleno Sanitario de Doña Juana disminuyendo la cantidad de toneladas de basuras que llegan allí. Los representantes de los recicladores manifiestan inconformidad en varios aspectos, uno de ellos es la poca comunicación entre operadores y organizaciones de recicladores, aseguran que no se les informa oportunamente sobre los cambios en las rutas y en los horarios lo que afecta directamente la posibilidad de recolectar material reciclable dado que los operadores recogen estas bolsas y solo se puede disponer de ellas en en el relleno sanitario, por otra parte, al no estar tecnificada la actividad de reciclaje no pueden responder de manera efectiva a un gran esquema de aseo que sea realmente productivo para la ciudad, también aseguran que no les pagan a tiempo y no tienen bodegas suficientes.

Los recicladores dicen que tal como en la anterior administración no les han cumplido y es urgente definir una política pública que fortalezca su labor y los haga verdaderamente partícipes del esquema.

Por otra parte, el relleno sanitario de Doña de Juana ha estado en crisis durante mucho tiempo: recibe aproximadamente 6.000 toneladas diarias de basuras, tiene problemas por acumulacion de gases, proliferaciónde moscas y manejo de olores, afectando por supuesto a las comunidades aledañas que protestaron recientemente. Personas pertenecientes a las comunidades de Ciudad Bolívar y Usme bloquearon la entrada al basurero para elevar su queja por que al parecer un traslado interno de residuos propició que la plaga de moscas se desbordara y llegara hasta los barrios. La protesta se acompañó de un plantón que exigió a la administración evitar la expansión del relleno y dar atender las solicitudes de los ciudadanos de manera contundente. La última protesta relacionada con el relleno involucra también a los trabajadores del Centro de Gerenciamiento de residuos de Doña Juana (CGR) quienes el 5 de diciembre realizaron plan tortuga porque el pago el mes anterior no se había hecho efectivo aun.

Con todo lo anterior se viene una dificultad mayor. Según la Contraloría la licencia que tiene el relleno sanitario para operar es válida hasta el 2020, máximo hasta el 2022 y aun no se tiene un plan de acción fijo con respecto a lo que se hará con los residuos a partir de ese momento. Solucionar el problema de las basuras en Bogotá depende de la acción oportuna de todos los agentes involucrados: del ciudadano que además de separar las basuras en su casa intenta producir menos, del operador que las recoge en los horarios establecidos, de los recicladores que logren aprovechar la mayor parte del material, entre otros. No obstante, el agente más importante es el Distrito, que debe hacer cumplir a todas las partes y ponerlas operar de manera sincronizada, si no, el engranaje continuará funcionando desastrosamente y Bogotá vivirá de manera interminable de crisis en crisis. La discusión de la naturaleza pública o privada del esquema es un debate abierto.


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