Usme condenada a la pobreza y segregación con POT de Peñalosa

La propuesta de Plan de Ordenamiento Territorial (POT) de Enrique Peñalosa, además de contener vicios de ilegalidad en su trámite como lo denunció el concejal del Polo Manuel Sarmiento y como lo confirmó la Procuraduría, parte de un diagnóstico equivocado soportado en cálculos y estimaciones trasnochadas. De acuerdo a estudios del experto en demografía Álvaro Pachón, hechos para la Sociedad de Mejoras y Ornato de Bogotá, y que se compadecen con los resultados del Censo Nacional de Población y Vivienda del 2018 (DANE), Bogotá entró en una etapa conocida como la “Segunda Transición Demográfica” que se caracteriza por un crecimiento poblacional natural bajo que deja atrás la marcada tendencia ascendente de las décadas pasadas. Esto se traduce en una menor población y en un menor número de hogares, comportamiento que debería corresponder a las necesidades y demandas de unidades de vivienda que implicarían menos suelo por urbanizar.

Fotografía 1. Usme y Ciudad Bolívar tienen los hogares más pobres de la ciudad. Recuperado de El Nuevo Siglo (https://www.elnuevosiglo.com.co/articulos/07-2018-usme-y-ciudad-bolivar-tienen-los-hogares-mas-pobres-de-la-ciudad).

Según las últimas cifras de población que presentó el DANE, Bogotá a hoy tiene menos de 7,2 millones de habitantes, dato que, de acuerdo a los ajustes que se deberían hacer en las proyecciones de población, obliga a revaluar la pertinencia, dimensión e importancia de proyectos de expansión urbana contemplados por el POT en lugares donde no se justifica una intervención como en la Reserva Forestal Thomas van der Hammen, o en Usme, donde existe una presión urbanística que se expresa en los 19 planes parciales[1] contemplados para la localidad.

Este es el caso particular del plan parcial Tres Quebradas que, en el marco de la Operación Estratégica Nuevo Usme (OENU), planea desarrollar en su primera unidad de gestión cerca de 10.000 unidades de viviendas en 71 hectáreas[2] sin asegurar la construcción de mayor infraestructura y equipamientos de soporte (hospitales, centros educativos, parques, vías de acceso, etc.) que amortigüen la llegada de nuevos habitantes, aunado a los conflictos socioambientales que la administración distrital no ha podido resolver y que orbitan alrededor del debate sobre la expansión urbana en el suelo rural (de vocación agrícola y proveedor de alimentos para la ciudad) y del valor ecológico de la zona.

Peñalosa también promueve otro proyecto rocambolesco sobre una cicatriz urbana en el sur de la ciudad y sobre la cual hay un enorme pasivo ambiental: el desarrollo urbanístico Ciudad Lagos de Tunjuelo, un proyecto de 415 hectáreas,  60.000 viviendas de interés social y prioritario (VIS y VIP), 200.000 habitantes (prácticamente otra localidad), ubicado en las anteriores zonas de minería a cielo abierto que circundan el río Tunjuelo, río que exige un realinderamiento y reconfiguración, pues perdió buena parte de su cauce original con la explotación minera a la que fue sometido y que hoy se asemeja a un paisaje lunar. Fiel a su estilo marrullero, el negociante y vendedor de buses Enrique Peñalosa, ha dibujado a Ciudad Lagos de Tunjuelo con enemil parques, alamedas, canchas sintéticas, bibliotecas, ciclorutas y un parque longitudinal sobre el río, afluente altamente contaminado con los desechos y lixiviados del mal vecino, el Relleno Sanitario Doña Juana al que Peñalosa le extendió la vida útil. El proyecto prende las alarmas luego que contrasta con las recomendaciones hechas por expertos y la orientación de las ciudades que buscan una mejor calidad de vida[3], pues plantea tener una densidad de habitantes 5,2 veces mayor a la ciudad más densamente poblada del mundo, Mumbai, India, que cuenta con 296 habitantes/hectárea[4].

Mapa 1. Estructura actual de usos del suelo. Recuperado de Secretaría Distrital de Planeación (SDP).

Estos y otros planes parciales que se ubican en la periferia de la ciudad y la localidad son casos que condensan y explican el modelo de ciudad de Enrique Peñalosa, modelo que prioriza la segregación socioespacial para los habitantes de menores ingresos, pues promueve una forma de aprovechar y ocupar del espacio que (1) contrasta categóricamente con las cifras de crecimiento demográfico y necesidades de vivienda, (2) reproduce las condiciones de desigualdad y (3) expulsa a los ciudadanos a las periferias desprovistas de un acceso universal a servicios básicos, equipamientos de soporte e infraestructura de calidad.

Estas apuestas urbanísticas en los bordes y periferias en definitiva están previstas como un excelente negocio para los promotores inmobiliarios, pero como uno pésimo para las familias más pobres que que ocupan estas vivienda tipo VIP o VIS y sus vecinos. Este es una especie de imperativo en el modelo de ciudad de Peñalosa, que antepone el derecho a la vivienda digna de las familias bogotanas por los meganegocios que suele disfrazar bajo la mampara de la renovación urbana.

Sin lugar a dudas los escenarios que entrarían a operar a partir de estos grandes desarrollos urbanísticos entronizarían las ya pésimas condiciones que tienen que soportar a diario los más de 340.000 habitantes de la localidad[5]. Esto encuentra mayor asidero cuando encontramos en Bogotá una alta concentración de las actividades económicas que están alejadas de las áreas residenciales, situación que obliga a buena parte de los habitantes de la localidad a desplazarse hacia otras zonas de la ciudad, actividad cotidiana que se acompaña de un notable déficit en infraestructura de soporte (transporte) que, además de no poder amortiguar el crecimiento urbano proyectado por el POT y los 19 planes parciales, se expresa en el usual y eterno dolor de cabeza de las y los usmeños que luego de muchos años aún esperan la ampliación de la Avenida Caracas.

La localidad de Usme merece condiciones dignas de habitabilidad, condiciones que incluyan una variopinta de factores físicos y geográficos que reúnan los elementos que garanticen un buen vivir, pero que además, y contrario al modelo Peñalosa, busquen contrarrestar la suburbanización y la segregación, así hoy nos quieran conminar a seguir siendo una de las localidades con mayor informalidad laboral, la localidad más pobre, menos próspera y segregada de Bogotá[6].


[1] De los 19 planes parciales 5 han sido adoptados: Bolonia; Hacienda El Carmen; San Pedro de Usme; Tres Quebradas y Villa Diana. Los restantes 14 se encuentran predelimitados. Fuente: Secretaría Distrital de Planeación (SDP).

[2] La dimensión completa del plan parcial Tres Quebradas comprende las 310 hectáreas.

[3] Ninguna ciudad considerada con una buena calidad de vida se encuentra si quiera en el ranking de las ciudades más densas.

[4] Bogotá registra 135 habitantes por hectárea y se ubica en el puesto 9 dentro de las ciudades con mayor densidad poblacional.

[5] Sin datos desagregados del CNPV 2018 (DANE) la cifra se basa a partir de las estimaciones de la SDP y la EMB 2017.

[6] Datos de la Encuesta Multipropósito (2017).


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