¿Biden o Trump? El futuro de la Palestina Ocupada

En los últimos días la opinión pública ha estado en total tensión —¿o distracción?— por las elecciones estadounidenses. No se puede negar la importancia de esta potencia en el desarrollo de la política internacional. ¿Biden o Trump?, surge esta gran incógnita ante el mundo y en especial para  el pueblo palestino y quienes nos compadecemos de la ocupación que está sufriendo desde hace más de 70 años por Israel, pero, ¿qué haría distinta la situación ante el triunfo de Biden?

Según Alexander Montero, asesor político de la Embajada Palestina en Colombia, la política exterior de EE.UU. se constituye de dos formas, una es el interés nacional vital y otra el interés nacional estratégico. El primero propende por la defensa del territorio estadounidense, sus instituciones y de los ciudadanos. El segundo plantea toda su táctica en el relacionamiento internacional y está por encima de las definiciones políticas de los partidos Demócrata y Republicano, o más bien, ambos partidos comparten programáticamente el financiamiento de operaciones militares en países que consideran estratégicos, con acciones directamente intervencionistas que se han promovido durante décadas desde la Casa Blanca, el Departamento de Estado y el Congreso (Joe Biden por ejemplo fue claro promotor desde el Congreso de la invasión a Irak cuando George W. Bush, del Partido Republicano, era presidente).

Esta política internacional bipartidista está cimentada en sostener intereses geopolíticos, representados en el control de recursos naturales, redes de comercio y nichos de negocio para el capital financiero. Este es el caso de la relación de Estados Unidos con Israel. El lobby del American Israel Public Affairs Committee (AIPAC), comité proisraelí que destinaba su trabajo a promover las dos campañas estadounidenses con la idea de que se siga asegurando toda la inversión que tiene EE.UU. en Israel y contra los derechos palestinos.

Solo desde el año 2000, Estados Unidos ha financiado a Israel con recursos que superan los ochenta mil millones de dólares, según un informe del Congressional Research Service, siendo la financiación más grande la garantizada por la administración Obama (de quien Biden fue Vicepresidente). Este dinero no es un préstamo, sino una donación total que alimenta la relación de intervención de Estados Unidos en Oriente Medio.

Y es que a pesar de que Biden y muchos en su partido se vendan como humanistas, durante los gobiernos demócratas no han disminuido los apoyos a la guerra, tanto así que los peores bombardeos efectuados por los israelíes a la Franja de Gaza en la década —la Operación Plomo Fundido en el 2008-2009 y los bombardeos del 2014 que dejaron a más de 2.300 palestinos asesinados— no hubiesen sido posibles sin la venia y financiación del gobierno estadounidense. Por supuesto que las cosas con Trump no son distintas, tanto así que en su presidencia se encargó de estrechar aún más los lazos con Israel y otros importantes financiadores de la ocupación como Arabia Saudita y los Emiratos Árabes.

Entonces, ¿mejor Demócrata o Republicano? La respuesta es ninguno de los dos. En los principios e intereses de la clase dirigente estadounidense no está la liberación palestina y nunca lo estará. La política exterior estadounidense va a caminar a favor de sus intereses y de los de la dirección isrraelí. Este es uno de los muchos ejemplos que existen en el mundo sobre la injerencia gringa en la soberanía de los países. Los palestinos jamás podrán dar un respiro si EE.UU. no cambia su política intervencionista en pro de la guerra y la ocupación.


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