Salvemos el Parque Japón, ¡y el resto!

Los vecinos del Parque Japón, a diferencia de lo que dice el alcalde, sí visitan su parque y lo quieren como se diseñó (por supuesto, bien mantenido, con canecas e iluminado). Están desde quienes vivían ahí antes de la creación del parque y lo sembraron y cuidaron, hasta Camila, que a sus 10 años lloró inconsolablemente y escribió una conmovedora carta cuando el pasado 17 de enero —con el ESMAD intimidando—, seis de los árboles de su parque fueron talados y cayeron para no levantarse.

Los lazos de los vecinos con el parque se afianzaron resultado de la experiencia de defenderlo en comunidad. Muchos, que lo frecuentaban sin saber más que su nombre, se enteraron de que hace más de 50 años fue donado por la embajada del Japón y que su diseño fue participativo, de manera que sus senderos fueron trazados por los caminos por los que se comunicaban los propios vecinos. Por eso, cuando Peñalosa habló de renovación al inicio del proyecto, empezó con el pie izquierdo.

Sin embargo los vecinos, que incluso en muchos casos votaron por el alcalde, guardaron la esperanza de que participarían cuando este dijo “en el Parque del Japón haremos lo que la comunidad quiera”. La ilusión les duró poco. A pesar de que unos días después los miembros de dicha comunidad dejaron claro que ”no querían que el parque Japón fuera renovado con cemento para darles paso a canchas y zonas de juegos”, estos dos elementos han estado presentes durante todo el proyecto. Luego se supo que provenían de una especificaciones previas y responden al deseo confesado de la administración (en la mesa de la Personería el 24 de enero) de que todos los parques sean de recreación activa. El diseño contempla además endurecer cerca del 60% del área del parque (sin contar las zonas de juegos, que ya se sabe,

Esta visión sobre lo que es la recreación, en especial de niños y jóvenes, contiene un fondo más difícil de entender —aunque el trasfondo de negocio es el mismo— que el de la famosa frase “en norte de Btá demasiada sombra y frio deja parques vacios” (sí, eso dijo, textual, con errores de ortografía y todo). Que los jóvenes sólo podamos recrearnos de manera activa con canchas de fútbol, y que nuestros niños sólo puedan jugar en juegos prefabricados y reproducidos en masa, es una ofensa a nuestra capacidad como seres humanos y a la imaginación, que lo que termina es acabando con la creatividad y con la conexión con nuestro ecosistema urbano. Por supuesto, también debe haber recreación activa, para lo que ya en la zona hay 5 canchas, contrario a lo dicho por Peñalosa, múltiples juegos infantiles como los que quieren hacer, y dos centros multideportivos y culturales por construir (Proscenio y el Centro la Felicidad El Retiro). Ojalá que ahora que las autoridades pusieron sus ojos sobre la irregular proyecto del parque, se piense en acoger la propuesta de jardín japonés de los vecinos y se vuelva un espacio más importante de contemplación y educación ambiental.

La organización ciudadana no solo logró mover montañas, salvar por ahora más de 30 árboles del parque, y avanzar para proteger el patrimonio de los bogotanos (7.500 millones que podrían usarse mejor en los más de 2.000 parques de la ciudad que son potreros). Hoy recaen sobre los planes del Distrito una suspensión de la Procuraduría y las medidas cautelares otorgadas por un juez a la acción popular presentada por la comunidad. También, lograron llevar la sensibilidad creciente por los árboles a otro nivel y poner a la ciudad a hablar de cómo y para qué se interviene el espacio público. La participación ciudadana y el modelo de ciudad están en debate (y los aspirantes a dirigir los destinos de la misma deben poner atención). Por desgracia, seis árboles se perdieron. Ojalá los funcionarios y el propio alcalde tengan que responder por esa pérdida invaluable y por sus mentiras.

Ahora, vecinos de Normandía preparan una acción popular basada en el caso de éxito del Parque Japón y residentes de múltiples zonas de la ciudad se organizan para frenar la tala indiscriminada y el autoritarismo en la Bogotá. También, hace unas semanas se presentó una acción popular que pretende ponerle un freno al monopolio de TransMilenio contaminante en la ciudad y salvar 2.224 árboles que morirían por cuenta de la troncal de la Carrera Séptima. Que se tengan, ¡porque los bogotanos vamos por todo!

El pasado jueves los vecinos realizaron nueva jornada de protesta, una pintatón en el parque bajo la consigna “Contra el autoritarismo, ¡Arte!”.

Coletilla 1

Todo Bogotá se enteró, pero con la excusa de no haber sido notificado, con maquinaria pesada y una cuadrilla Peñalosa continuó haciendo caso omiso de las órdenes de la Procuraduría y del Juez 45 Administrativo de suspender obras en el Parque Japón.

Coletilla 2

De nuevo con ESMAD (que esta vez dejó incluso menores heridos), peñalosa se llevó por delante cerca de 40 árboles en contra de los deseos de la comunidad de Pío XII en Kennedy.


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