Reflexión extemporánea sobre “Mala mía» de Maluma

Quiero aprovechar que bajó un poco la marea de las críticas superfluas por “Mala mía”, la nueva canción de Maluma, para reflexionar un poco. La canción ha sido publicada y compartida en redes, pero a pesar del contenido hipersexualizado de la mujer y de que promueve su objetivización con el objetivo de vender, la poca crítica en distintos medios y redes sociales no se refiere más que una reafirmación casi superflua de la conducta machista del artista, como si fuera algo normal. El asunto es que no hay un análisis puntual de lo que la canción y la portada promueven: reiterar la actitud de poder de un hombre sobre la mujer, una actitud machista.

Todos los días las mujeres son agredidas de múltiples formas, y la cultura, con sus múltiples expresiones, puede ser otra forma otro escenario de dicha violencia. Esta portada del sencillo de Maluma, por ejemplo, reafirma la idea de que la “hombría” se refuerza en tanto el hombre se rodea de mujeres dispuestas a darle placer y la gran cantidad de ellas anula la especificidad de cada una. Cabe recordar que no es la única canción, ni el único cantante, ni la única producción que cosifique a la mujer para vender. Por ejemplo, los comerciales de Axe, los llamados “cañonazos” que suelen aparecer a final de cada año, o las letras del trap donde las mujeres son definidas como “objetos que se calientan” y que solo el hombre puede satisfacer.

Parecieran en vano las constantes denuncias y críticas que se han hecho hacia este tipo de producciones, pues estas se siguen reproduciendo y, en consecuencia, las personas las siguen consumiendo, aceptando como normales e incluso aplaudiendo.

El Estado colombiano no ha hecho nada por sancionar en absoluto este tipo de violencia; hay países como Suecia e Inglaterra y en ciudades como Barcelona que han asumido el propósito político de prohibir mediante una ley la publicidad sexista, por la violencia que contiene específicamente contra las mujeres ya que este tipo de mensajes, encasillan y denigran a la mujer, la convierten en un objeto sexual, en alguien abusable. Un acto completamente repudiable de misoginia que promueve y sustenta esta agresión.

Que algo quede claro y es que las mujeres son personas, no mercancía; no podemos ser vistas como objetos sexuales o como decoración. Hemos normalizado este tipo de violencia y por eso mismo es que no se puede pasar por alto la violencia en “Mala mía” y en este tipo de producciones, así como la falta de acción del Estado, al que esta le hago un llamado que debemos atender también todos los ciudadanos: no podemos seguir alcahueteando estas agresiones hacia las mujeres.


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