¿Un gol al fútbol femenino?

El Atlético Huila femenino le regaló un momento histórico al fútbol colombiano en este 2018. Es el primer equipo colombiano en convertirse en campeón de la Copa Libertadores femenina, lo logró venciendo al Santos de Brasil en la final que se jugó el 2 de diciembre.

Lo que debió ser motivo de enorme orgullo para Colombia, terminó siendo controversia. Yoreli Rincón, reconocida deportista y figura del equipo, denunció un par de días después del triunfo que aunque las jugadoras recibirían un reconocimiento por su desempeño y triunfo, este no iba a ser el premio que ganaron en la cancha. “Por ser campeonas de la Copa Libertadores Femenina nos ganamos 55 mil dólares que no van a llegar a nosotras. Ese dinero llega al Atlético Huila masculino (…) El fútbol femenino da plata, pero no llega a nosotras”.

Resulta que no existe una distinción para Conmebol entre el equipo femenino y el masculino, solamente existe un Atlético Huila, y a este se dirigen los premios, una jugada muy poco justa para ellas.

Tras la denuncia de Yoreli en redes sociales, el debate sobre la liga femenina de fútbol se abrió de nuevo y muchos opinaron. Una de las declaraciones que causó mayor indignación fue la del presidente del Deportes Tolima, Gabriel Camargo, quien argumentó no estar de acuerdo con la continuidad del fútbol femenino en Colombia, refiriéndose a este como un “caldo de cultivo de lesbianismo tremendo”, afirmando también que las mujeres son “más tomatrago que los hombres” y que el fútbol femenino no da nada, ni siquiera económicamente. Sus declaraciones son absolutamente cuestionables no sólo por violentar la privacidad de las deportistas y juzgar su orientación sexual, cualquiera que esta sea, sino por desconocer totalmente el reciente título obtenido y además el beneficio económico para el Atlético Huila. ¿Realmente no da plata?

En Colombia la cultura del fútbol es discriminatoria y prohibitiva, se tiende hablar más de la cuenta acerca de la orientación sexual de quienes practican este deporte. Para los hombres es imposible ser abiertamente gais y para las mujeres es aún peor ya que personas como Camargo, insisten en discriminar a las mujeres en el fútbol como si lo que importara fueran sus gustos y no su talento y resultados en las canchas.

Para completar, desde hace unos años para participar en los torneos de la FIFA las futbolistas de todo el mundo deben demostrar que sí son mujeres según un parámetro regido por características sexuales secundarias (estereotipos de lo que parece femenino), lo que las somete polémicas a pruebas hormonales que pueden derivar en discriminación.

La denuncia de Yoreli también logró que el acuerdo inicial por mil dólares por jugadora fuera modificado y se decidió que cada jugadora recibirá el doble como premio. Aunque Yoreli se pronunció anunciando que se había logrado algo más que merecido, la discusión sobre la participación femenina en el deporte y en otros espacios queda inconclusa.
Pese a que este es apenas el segundo año en el que existe el fútbol femenino a nivel profesional en Colombia, los resultados van en ascenso y los dirigentes decidieron que para el 2019 habrá una nueva versión de la liga Femenina, ojalá con mejores condiciones que las actuales y con participación más igualitaria en todo aspecto.

La probada capacidad de Yoreli Rincón se extiende más allá de las canchas. Esta no es la primera vez que alza su voz por las mujeres, lo hizo un año atrás en una Audiencia Pública del Congreso citada por el senador Jorge Robledo sobre la grave situación de las mujeres en Colombia, junto a voceras y expertas en el tema de todos los sectores.
Yoreli contó que su llegada al fútbol no fue fácil dada la oposición de su padre y de otras personas de su familia y que hoy el camino para las deportistas femeninas sigue intrincado: hay muy poco presupuesto destinado a ellas y sus sueldos no son ni parecidos a los de los hombres. Sin embargo, invitó a creer en el deporte de mujeres y recordar casos como el de María Isabel Urrutia. Finalizó su intervención ratificando que las y los deportistas no solo se esfuerzan por su propia gloria o la de sus familias, lo hacen por los 48 millones de Colombianos que se identifican con sus logros.

Lo inquietante de todo esto en que la situación de las mujeres no ha cambiado mucho. Deportivamente hablando, ahora hay mayor participación y reconocimiento pero saber que denuncias como la Yoreli y expresiones como la del presidente del Tolima se siguen presentando es un síntoma de que la igualdad no ha llegado al fútbol y que claramente a las mujeres del Atlético Huila les querían meter un gol.


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